Asociamos las imágenes, y especialmente las imágenes bonitas, a cientos de cosas, como a los cuentos infantiles, a la música a través de los videos musicales, a los mejores momentos de nuestra vida, al verano, al otoño…La imagen constituye un potentísimo refuerzo a la información, a la expresión de los sentimientos y de las ideas, además de ser la confirmación de nuestra propia existencia y de aquellos instantes que merece la pena retener para siempre.
De este modo la gente en el pasado se enviaba cartas en las cuales incluían fotos bonitas, o compraban postales para poder enseñar las bondades de sus destinos vacacionales. Del mismo modo los más pequeños buscaban cromos para coleccionar e intercambiar con sus amigos, o papeles perfumados que se barajaban y cambiaban por otros en los recreos escolares de las generaciones de los ochenta. En definitiva, las imágenes se buscaban para regalar a los seres queridos y saber cómo se encontraban, para pasar un rato divertido, o para soñar con personajes de la gran pantalla o del fútbol. Acciones que seguimos llevando a cabo hoy a pesar del boom de las nuevas tecnologías